 |
 |
 |
Golpe silente
- Detalles
- Categoría: Anuncios
- Última actualización el domingo, 06 octubre 2013 01:46
- Visto: 1667
Jorge Palencia
Rector de LUZ
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Hemos insistido en la necesidad de retomar luchas. Esta semana presentamos ante nuestro Consejo Universitario una propuesta de carta abierta dirigida al presidente Hugo Chávez y a la ministra Marlene Yadira Córdovapara explicar la magnitud de la tragedia que vive el sector de la educación superior.
Esa tragedia tiene 2 grandes aristas, que juntas vienen asestándole a la vida académica de las instituciones universitarias del país un golpe silente, pero mortal. Los sueldos y salarios indignos que desde hace más de un lustro reciben nuestros trabajadores, y unos presupuestos misérrimos que cercenan cada vez más nuestras necesidades de crecimiento, nuestro deber de producir ciencia, y que obligan a una inmensa mayoría de investigadores y docentes a trabajar en la incertidumbre y precariedad, es una situación insostenible que ya ha comenzado a menoscabar la sostenibilidad de nuestras universidades centenarias como centros de excelencia y calidad educativa.
Esa realidad está allí. Tan inequívoca como el hecho de que no hay sector más afectado, maltratado y amenazado que el docente. Una prueba es la negativa del Ejecutivo nacional a siquiera recibirnos como gremio. Sin embargo, y como si ese fuera un asunto menor, esta semana nos tocó ver con tristeza cómo nuestra dirigencia gremial profesoral insiste en la guerra intestina.
Esta vez, interponiendo una acción que se traduce en el intento de coartar el libre derecho que tengo a expresarme y a opinar. Un derecho que, en lo personal, como agremiado primero, y luego como rector, no estoy dispuesto a hipotecar, ni ahora ni nunca. Necesario es abrirse a la crítica, aceptarla, como en efecto yo lo he hecho ante lo que han sido ataques despiadados a mi gestión.
He dicho que nada ganamos con enfrascarnos en disputas internas estériles y que la verdadera batalla que estamos obligados a dar -sin tregua-, desde cada universidad, y luego unidas en un mismo cuerpo, tiene una clara dirección: el Gobierno nacional. He expresado mi preocupación por la forma en que se está orientando la lucha gremial, también por el debilitamiento del liderazgo que me representa. Lo sostengo. Antes que rector, soy profesor.
Las diferencias entre autoridades y gremios en cuanto al manejo de nuestro deficitario presupuesto, siempre serán negociables. Así quedó demostrado esta semana con el acuerdo logrado para el pago completo de la antigüedad de nuestro personal. Como ven, desde la unión todo es posible; fuera de ella, ustedes dirán.
